domingo, 26 de diciembre de 2010

La crónica después de las modas


Si en algunos círculos de la cultura local se menciona con menosprecio que la crónica está de moda es porque, de unos años a esta parte, ha sido uno de los géneros que más visibilidad tuvo dentro de la escurridiza literatura argentina. Lo que no queda del todo claro es si se trata de necesidades propias del mercado editorial o de una manifestación genuina. De cualquier manera, si ya en 2007 –cuando se editaron las antologías Crónicas filosas y La Argentina Crónica– se hablaba de desgaste, el tiempo se encargó de dejar en claro que el género todavía mantiene su ascenso, al margen de la variable calidad de las obras y, también, las modas.

Este año fue particularmente profuso en el terreno de la crónica. Por empezar, hay que señalar que dos prestigiosos premios tuvieron como ganadores a escritores argentinos. El rastro en los huesos, un relato sombrío a cargo de Leila Guerriero, fue elegido por la FNPI como el mejor en la categoría gráfica. Probablemente no sea lo mejor que ha escrito, pero el premio llega como un acto de justicia antes que un elogio a su prosa perfeccionista. Sucede que Guerriero editó el año pasado Frutos extraños (Aguilar), una recopilación de sus artículos que demostró que se está frente a una de las mejores cronistas de Latinoamérica.

El otro premiado fue Javier Sinay, periodista de diversas publicaciones de cultura joven, quien ganó el premio Rodolfo Walsh de la Semana Negra de Gijón por Sangre Joven (Tusquets), su primer libro de crónicas, en el que investiga seis casos policiales que involucran a menores.

Publicaciones
Dentro de la misma colección a la que pertenece Frutos extraños, este año se publicó Nuestro Vietnam, una selección de crónicas que Daniel Riera escribió en la última década. También allí se percibe una escritura atraída por la ficción, cuidada y estetizada, aunque lejos de la solemnidad. Por el contrario, Riera no esquiva el humor (es uno de los editores de Barcelona) ni temas a priori sensacionalistas, como la vida extraterrestre o la magia negra.

Otro cronista para remarcar en este 2010 es Cristian Alarcón, quien publicó el esperado Si me querés, quereme transa (Norma), su segundo libro, donde aborda la compleja red de narcotraficantes peruanos en las villas de Buenos Aires. Antes que periodístico, el trabajo prefiere sostenerse en un registro más cercano a la sociología. De hecho, el mismo Alarcón se encarga de subrayar que su objetivo fue tratar de comprender un fenómeno adentrándose en él, y no aportar datos a las fuerzas de seguridad.

También de trasfondo policial aunque con otras intenciones, El Ángel Negro (Aguilar), de Rodolfo Palacios, comprende una serie de exhaustivas entrevistas con el célebre asesino Carlos Eduardo Robledo Puch en la intimidad de la cárcel. En este caso, su relación con la crónica –y con cierta tradición del relato de no ficción– es el minucioso perfil psicológico que Palacios consigue escribir de la figura que aborda.

Hernán Iglesias Illia fue otro periodista que editó este año su libro de crónicas. Ya había ganado cuatro años atrás una beca para poder solventar la investigación que luego volcaría en Golden Boys (Planeta), acerca de los traders argentinos en Wall Street. En esta oportunidad, regresa con Miami, un retrato detallado (y bastante argentino) acerca de una de las ciudades más turísticas y curiosas de los Estados Unidos.



Apuestas independientes
En el mercado independiente también hubo movimiento. La pequeña aunque promisoria editorial Tamarisco lanzó en este 2010 su primer libro de no ficción, Apache: en busca de Carlos Tévez, de Sonia Budassi, que relata la singular travesía de la periodista para llegar al ídolo del Manchester City.

Eterna Cadencia, aunque en un registro desligado de lo puramente actual, salió al mercado de la crónica con dos libros que integran una colección más vasta. Se trata de ¡Arriba las manos!, una selección de crónicas policiales a cargo de Ariela Schnimajer, y Cosmópolis, recopilación de textos de carácter urbano, entre el registro realista y la óptica del flaneur, elegidos y prologados por Beatriz Colombi. Para cerrar el año, publicó Mapa Callejero. Crónicas sobre lo gay desde América Latina, seleccionadas por José Quiroga.

Finalmente, cabe resaltar el último trabajo publicado por Martín Caparrós, un cronista faro para toda la nueva generación de periodistas/escritores. A mediados del 2010, Anagrama publicó Contra el cambio, un alegato que se encarga de advertir algunas ambigüedades del llamado Calentamiento Global. Caparrós viaja a distintos puntos del globo que supuestamente se ven afectados por el cambio climático y desde allí establece sus argumentos, con una escritura que pivotea entre el conocimiento científico y la experiencia personal.

Aunque incompleto, el repaso anterior sirve para dar cuenta del vasto escenario en el que se encuentra la crónica periodística a nuestros días en el mercado editorial. En 2011 se podrá corroborar si la tendencia continúa hacia arriba o, por el contrario, sus manifestaciones empiezan a decrecer.

Armar la trama
La biografía del reportero Ryszard Kapuscinski, editada a comienzos de este año, disparó un intenso debate que tuvo a la crónica en el centro de atención. El polaco, de acuerdo al libro, habría reforzado con algo de imaginación ciertos pasajes de sus libros. Al enterarse de esto, no pocos personajes –algunos de ellos incluso rotulados como maestros de periodismo– saltaron al cuello del biógrafo: no podían comprender que revelara tal cosa, que Kapuscinski no haya sido completamente fiel a la realidad, como si aquello fuese posible.

Por otra parte, en las varias entrevistas que concedió en los últimos meses y también en sus columnas de opinión, Leila Guerriero defendió a capa y espada la idea de escribir únicamente sobre aquello que se ha vivido, experimentado, sin agregarle ninguna clase de condimento. De otra manera se estaría traicionando la naturaleza misma del género de la crónica periodística. Y también dejó en claro que no le interesa escribir ficción a secas, que la crónica puede tener igual potencia que un relato tradicional.

No todos los que pertenecen al imaginario gremio de los cronistas parecen estar de acuerdo con eso. Algunas semanas atrás, en un congreso de literatura celebrado en Rosario, el chileno Alberto Fuguet –escritor y periodista que en este 2010 publicó Missing– participó de un debate sobre la crónica, y se mostró a favor de armar a criterio propio las piezas de un relato periodístico para otorgarle un efecto más potente. En todo caso, planteó, lo que no se puede traicionar es la verdad de los hechos ni tampoco, por supuesto, traicionarse a uno mismo.

En tiempos en que la máxima del periodismo objetivo para haber quedado desterrada para siempre, debates de esta clase fomentan discusiones incómodas. Pero bienvenidas, por supuesto.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Permanecer, ese desafío


En los últimos días, los integrantes de INXS apuntaron sus dardos de promoción a nuestro país. Sí, INXS: una de las glorias pop de la década de 1980, los del aspecto demasiado rudo para la sintonía new romantic, aunque con un perfil hedonista que hacía difícil colocarles el mote de rockeros solemnes. INXS: los responsables de canciones como Suicide blonde o Never tear us apart, con suficiente rango expresivo para sonar en una FM dedicada al adulto contemporáneo y también en el punto álgido de una disco.

Hablamos del grupo que en 1997, cuando ya llevaba dos décadas sobre sus espaldas, debió padecer su mayor crisis a raíz de una desgracia: Michael Hutchence, hasta entonces su cantante, se suicidó ahorcándose en una habitación.

Siguieron momentos insoportablemente difíciles para la banda y los fans. Aunque las composiciones recaían en todos los integrantes, Hutchence era el gran imán para las audiencias, por su irradiación de energía y erotismo arriba de un escenario.



Pese a la pérdida y para superar el trance, el grupo decidió continuar con otro cantante. Así, durante los años siguientes, como las falsas cenicientas que se calzaban el zapato mágico, varios vocalistas se probaron el traje del ídolo. Pero duraban lo que dura la ilusión, apenas un par de conciertos.

En 2004, finalmente INXS anunció su jugada para reemplazar a Hutchence: un reality show donde probarían voces hasta encontrar al elegido. Al año siguiente anunciaron que el nuevo cantante era J.D. Fortune, un canadiense con quien grabaron el disco Switch a fines de 2005. Aun así, Fortune tuvo sus idas y vueltas. Cuando los rumores indican que ya no es parte de la banda, se lo ve al frente en los shows; y cuando el ambiente sugiere que está todo bien, INXS anuncia la salida de un disco con cantantes invitados.

Por suerte tenemos del otro lado de la línea a Kirk Pengilly, guitarrista de INXS y responsable del potente saxo en New Sensation, así que podemos saber de primera mano cómo están las cosas: “Hoy, el cantante oficial del grupo es J.D. Fortune”, asegura.

Una vez aclarado el punto, lo siguiente pasa por saber si la experiencia del reality les ha dejado algún sentimiento negativo, si visto con distancia hay algo de lo que se arrepienten. “Para nada, estuvo buenísimo –asegura–. Por supuesto, fue algo diferente a los estábamos acostumbrados y tuvo su cuota de riesgo. Sin embargo, el saldo es positivo, encontramos a un performer increíble como lo es J.D. Fortune, así que creo que hicimos bien.”

Revisita a los clásicos
Aunque se lo percibe de buen humor y dispuesto a charlar de varios temas, Pengilly prefiere esquivar los espinosos con una gimnasia bien entrenada. Su plan es promocionar un nuevo grandes éxitos de INXS, que lleva por título Platinum. “Al recuperar los derechos de las canciones, ya que nuestro contrato con Universal terminó hace tres años, tuvimos que decidir en qué compañía las íbamos a relanzar. Fue a partir de allí que retomamos el contacto con Chris Murphy, nuestro manager original. Chris trabajó con nosotros de 1980 a 1995. Él tiene un sello y le consultamos si estaba interesado en editar nuestros trabajos, lo que aceptó. El greatest hits no estuvo disponible por tres años, y ahora lo relanzamos con el título Platinum porque está hecho con canciones de discos que fueron platino”, explica Kirk.

El próximo álbum de INXS 
–prácticamente terminado– será una nueva selección de clásicos del grupo, aunque en esta oportunidad con todas las canciones regrabadas y la participación de varios invitados de peso en el rol de cantante, como Ben Harper y Brandon Flowers. Entre ellos también está Déborah de Corral, que le pondrá su voz a New sensation. Pengilly explica cómo dieron con ella: “Queríamos vocalistas sudamericanos, y apareció Déborah. Tan pronto como la contactamos, empezamos a buscar cosas de ella en YouTube, es genial. Entiendo que ella ha grabado su propio disco, que seguramente va a estar bueno”.

Más tarde se le hace notar que pese a tener una firme carrera en la música, por estos lados Déborah es más conocida por su faceta de conductora o modelo antes que cantante. El violero ya lo sabía: “Sí, lo cual está bueno, ¿no? Siempre es positivo ser un buen músico y a la vez verse bien”.

–Supongo que la experiencia de regrabar esos clásicos no fue fácil.
–No tanto. Grabamos las canciones antes de invitar a los cantantes. De esa forma, una vez que llegaban ellos, ya estábamos aceitados. Trabajamos de antemano.

–Me refiero a la idea de reemplazar a Michael en esas canciones.
–Bueno, no es tan así. Al comienzo fue difícil, por supuesto. Pero ya pasaron varios años de su partida, hemos hecho muchos shows desde entonces y grabamos algunos discos, incluso con temas inéditos. Siempre pensamos en él, claro, lo recordamos. Pero no tuvimos dramas con eso.

–¿Qué sentís cuando artistas de hip hop o djs samplean las canciones de INXS?
–Está bueno ese crossover. Es bueno para nosotros, porque de esa forma nuestras canciones le llegan a un público que no conocía la banda o que probablemente no nos haya prestado atención antes. El otro día escuché un tema por la radio en el que usaban el riff de Need you tonight. La versión era bastante cool.



–¿Tienen pensado venir a Argentina para promocionar el disco?
–Seguro, queremos ir a Latinoamérica en otoño próximo.

–¿El otoño argentino?
–Compartimos hemisferio, man. Recordá que somos de Australia.


Publicado originalmente en VOS